Kicillof y Cristina Kirchner profundizan la fractura en la unidad del peronismo bonaerense En la gobernación bonaerense las tensiones internas se hacen sentir más fuertes que nunca. La falta de espacios formales para negociar con el cristinismo ha desatado una crisis abierta que amenaza la cohesión del peronismo en la provincia de Buenos Aires. “Hoy no existen las condiciones para la unidad del peronismo”, afirmó el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, generando un profundo malestar en el núcleo duro de Cristina Kirchner, que ya había recrudecido sus críticas tras la derrota electoral en la Ciudad de Buenos Aires y el polémico anuncio del desdoblamiento electoral provincial. Desde el entorno de La Cámpora aseguran que “la unidad está intacta” y que las divisiones son “un error de interpretación”, ya que los bloques legislativos y el gabinete provincial integran representantes de todos los sectores: cristinismo, kicillofismo, massismo y el PJ bonaerense. En contraste, fuentes cercanas a Kicillof sostienen que la negociación está en “punto muerto” y que no hay “ningún espacio para el diálogo real”. “No apoyan los proyectos del Gobernador y lo desgastan constantemente”, afirmaron en la gobernación, defendiendo la postura de Bianco. La última gran reunión para intentar acordar un frente común tuvo lugar el 6 de abril, con la presencia de Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner y otros dirigentes clave. En ese encuentro, el Gobernador confirmó la decisión de desdoblar las elecciones provinciales, lo que provocó la furia de La Cámpora y tensó aún más las relaciones. Desde entonces, no hubo nuevas mesas de diálogo ni encuentros formales para avanzar hacia la unidad, un hecho que en La Plata interpretan como una señal de ruptura inminente. En el Instituto Patria, por su parte, Cristina Kirchner se reunió con intendentes de su espacio político y del Movimiento Directo al Futuro para insistir en la importancia de mantener la unidad. “Estoy trabajando para que el espacio esté unido”, les aseguró a los jefes comunales, a la espera de señales claras del Gobernador. Bianco remarcó que la negociación debe basarse en el reconocimiento del peso político que tiene el espacio de Kicillof, sustentado en más de 40 intendentes. Esta pretensión se ha convertido en uno de los puntos clave de la disputa interna, sobre todo en la definición de listas y estrategias electorales. La desconfianza entre ambos sectores es tal que en el cristinismo sospechan que Kicillof ya prepara una lista paralela para competir en las elecciones, dejando en claro que la unidad del peronismo bonaerense está más lejos que nunca. No hay tregua, ni diálogo ni acuerdo. La unidad parece una utopía que difícilmente se concrete en el corto plazo. La historia de la grieta interna continúa y la definición electoral en Buenos Aires se vuelve cada día más incierta. TAPA DEL DÍA